(o cómo convertirse en lémur con un buen colchón)
En Madrid ya se te quedan los piececillos fríos por la noche… ¡Ojalá pudiéramos hibernar! Qué pena no ser oso de los Picos de Europa o polilla de Guadarrama, porque la perspectiva de encerrarnos en una cueva sin tener que hacer nada más que mantener las constantes vitales nos apasiona.
Además, nos hemos estado aprovisionando de grasa durante los meses de verano y nos vendría fenomenal levantarnos delgados y descansados, listos para la primavera… Pero no, resulta que hay que quemarlo en el gimnasio y atravesar el tan temido túnel del invierno sea como sea, a pesar de que en el fondo de nuestra genética permanezca el instinto animal de la hibernación.
¿Cómo podemos contrarrestar la adversidad climatológica para poder sobrevivir? Reducir nuestro metabolismo para ahorrar energía no funciona, precisamente los meses de otoño requieren actividad frenética después de la calma chicha de las vacaciones estivales. Hay que llevar a los niños a cientos de extraescolares, comenzar con las rutinas del gimnasio, comprar libros, iniciar reformas… ¡puf!
El colchón y la almohada que gustaría a los de Atapuerca
Según lo que nos cuentan los arqueólogos de Atapuerca, parece que los primeros humanos tuvieron que hacer frente a condiciones gélidas manteniendo un estado de semi hibernación similar al de los animales. La clave: no moverse y alimentarse lo mínimo para no gastar energía. Pero y digo yo, ¿dónde se tumbaban durante tanto tiempoooo?
En el Templo del Colchón no hemos inventado -todavía- un colchón quemagrasas, ni tampoco antidepresivo, pero sí proporcionamos productos que compensan la melancolía de estos meses de otoño. Os vamos a hacer una recomendación para que consideréis la opción de la hibernación con los materiales del futuro: nuestro colchón de turmalina negra y la almohada de grafeno .
Descansa y sigue respirando, no te olvides
El colchón Balance Ion Protect de Turmalink, confeccionado con turmalina y acabados iSys AG y Bactershield, reduce la fatiga, alivia las molestias musculares, controla el equilibrio y protege de radiaciones electromagnéticas para armonizar el cuerpo y sosegar el espíritu. El sueño llega con mayor prontitud y es más reparador, puesto que cuenta con lechos diferenciados y refuerzos de adaptabilidad en las zonas de mayor impacto.
La almohada Memory Lux, confeccionada en visco-grafeno, garantiza el descanso, disminuyendo las molestias cervicales y lumbares, arropando tu cabeza con total adaptabilidad y la perfecta firmeza…
Así pues, una vez aceptado el inexorable tránsito hacia la nueva primavera que habrá de venir, preparémonos para disfrutar del sueño con la mayor de las alegrías.
No nos queda otra, los humanos perdimos en la evolución. Mientras un lémur consume su grasa durante el invierno, dormitando y respirando tan solo cada quince minutos, nosotros lo único que podemos hacer es disfrutar de ocho horas de descanso al día en el mejor de los colchones. Pues oye, tampoco está tan mal. Eso sí, lo de respirar ni se te ocurra probarlo, la apnea para los buceadores😉
